¿Esperarás a que el resto haga las cosas por ti? ¿Vivirás siempre a costa de los demás? Yo sé que tu puedes valerte solo, es cosa de que te esfuerces.
Eso solía decirme mi hermana Andrea antes de que un cáncer la apartara de mi lado hace 2 años.
Me llamo Daniel Andrade, tengo 17 años, soy parapléjico, a los 12 sufrí un accidente automovilístico, mi viejo iba manejando curado. Íbamos a 170 km/hora, recuerdo las risas de mi viejo y las súplicas de mi vieja, que le decía que redujera la velocidad, que no estaba en condiciones de manejar. ¿ Consecuencias? Mi vieja no sobrevivió al impacto y yo quedé postrado en una silla de ruedas por el resto de mi vida.
Ahora vivo con mis tíos, lo único que me amarraba a mi casa era mi hermana, ahora que ella no está, no podría vivir solo con mi viejo, ese imbécil de mierda que me mató en vida.
¿Yo? Yo quería estudiar medicina, mi vieja me solía decir que hacían falta mejores médicos en nuestro país, ya que así mi hermana podría recibir una atención de calidad y no una mediocre como la que le tocó en el hospital público, como verán, no teníamos el dinero para solventar la enfermedad de Andrea.
Como les iba diciendo, vivo con mis tíos, la hermana de mi vieja (Daniela) y su esposo (Don Carlos). De ellos no puedo decir nada, me han recibido bien, aunque siempre me he sentido como un bicho raro junto a ellos, no me puedo quejar, después de todo me están dando un hogar.
¿Mis pasatiempos? Estar tirado en mi cama escuchando música, pensar, escribir. Deje de salir y ver a mis amigos después del accidente, no quiero ser un estorbo para ellos con este monstruo metálico bajo mis piernas.
¿Depresión? Un poco, la aguanto.
¿Instintos suicidas? .... ¿Tienes cara para preguntármelo después de leer mi historia?

No saben lo afortunados que son de poder levantarse de sus camas, con sus propios pies, poder decir "buenos días papá", "buenos días mamá", poder ir y discutir con sus hermanos, poder hacer tantas cosas cotidianas para ustedes, que yo, ahora que me fueron arrebatadas, muero por ellas.

Valora tu vida.
Víctor Fernández, jueves 29 de julio del 2010, Santiago, Chile.

Dulce como la amargura, fiel como la infidelidad, suave como el roce de la acera con tu cara al caer vivo como muerto, hermoso como lo horrible de la existencia inexistente misma, coherente como la incoherencia de estos versos, amor como el desamor que siento como no siento por ti, ni por nadie.

Ejem.... cof cof, así empieza esto.
Me levanto en la mañana, miro por la ventana, frío, nada, vacío.
Vacío, pero no, vacío no, hay algo, dolor, eso, dolor.
Angustia, desesperación, pero sobre todas las cosas, aburrimiento.
Hey! ¿que ganamos con vivir si la vida no es "vivible" para la gente como nosotros?
Hey! escúchame, no te vayas, mira mi rostro y observa atentamente lo que está frente a tus ojos, ¿ves esto? se llama dolor, no me juzgues por padecerlo, no escapes de él, lucha contra él, ¿no sabes como? yo si sé.
¿Suicidio? Já!! eso es para los débiles, lo mío se llama controlar mi destino.
Fin, apatía.
Adiós (se escucha el disparo de una bala)

Y dime, por favor !!! dime que hago con la desesperación, que hago con este sentimiento que corrompe mis entrañas y mata mis pensamientos con veneno dulce disfrazado de vino. Que hago contigo, que hago por favor, como es que no puedo ver, la ceguera de mi corazón se apoya en la estupidez de mi razón, dando como resultado la paranoia, que al final de cuentas, es lo único que me queda.

Ya está dicho, nos vamos de este lugar, nos vamos de este lugar para no volver nunca mas, para no volver nunca mas a esta basura de sociedad, esta basura de sociedad que nos mata día a día, día a día sin piedad ni corazón, corazón que nos fue arrebatado al momento de nacer, nacer para creer en algo mejor, creer en algo mejor para engañarnos, engañarnos para vivir, vivir para llorar, llorar.